domingo, 21 de noviembre de 2010

La revolución industrial estableció la propiedad privada sobre los bienes de producción, y con ello el capitalismo, en casi todo el planeta, convertido así en un gigantesco mercado. 
Lo accesorio siguió el camino de lo principal. Las ideas y sus representaciones estuvieron vinculadas inseparablemente a bienes materiales. Así, en la era industrial se formó el concepto de que las ideas o sus representaciones son apropiables exclusivamente y constituyen bienes transables de la economía. La combinación de la computación con las comunicaciones interconecta a los seres humanos cambiando sustancialmente sus formas de relacionarse, permitiendo crear estructuras y organizaciones antes inimaginables.
La revolución computacional y comunicacional plantea una nueva lucha entre el monopolio intelectual y la libre expresión o circulación de las ideas. Gracias a Internet, a la digitalización de ``los contenidos'' y a la posibilidad de terminar con la escasez impuesta por el soporte material que contenía históricamente a las ideas, ahora éstas pueden fluir libremente, solo limitadas por las ataduras artificiales de leyes obsoletas.
Nos encontramos a las puertas de nuevas y diversas culturas y sociedades, que complementan, potencian o cambian las preexistentes. Una revolución tecnológica, comunicacional, social y humana sin precedentes en la historia. Estamos frente a la posibilidad de construir conocimiento colectivo y distribuirlo a toda la humanidad en tiempo real y sin costos marginales.
La nueva organización humana, social, económica y política en construcción, o ``Sociedad del Conocimiento'', esta siendo definida. La ética que consensuemos, los derechos que nos demos, las normas que instrumentemos y la comunión que logremos, definirán y entornarán en gran medida la cultura humana en los próximos siglos. Así como las metodologías y los medios definen las organizaciones y su mensaje, los instrumentos que rijan el conocimiento determinarán cómo se construye y crea esta sociedad.
Sobre esta nueva organización se plantean viejas contradicciones. Así surge la idea de la brecha digital. No es cuestión de eliminar la brecha digital informatizando la pobreza, debemos eliminar la pobreza, apoyándonos en el conocimiento libre.
Internet dio inicio a esta revolución que conjuga el teléfono con los medios masivos, el poder de procesamiento y la digitalización de la información. El espíritu libertario que la impregnó, incubado al amparo de las universidades, forjó la comunidad de hackers y creó al software libre. Filosofía y tecnología crecieron al amparo y en paralelo con la red, nutriéndola en el proceso que todavía define el espacio cultural de la naciente Sociedad de la Información.

REFERENCIA
REGRESAR AL TEMARIO